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miércoles, 13 de diciembre de 2017

DONALD TRUMP: Las locuras del Emperador

Por lo visto, nadie sabe para quien trabaja. Y es que el reconocimiento de Jerusalén como la ‘capital’ de Israel por parte de Donald Trump - hecho que ha recibido unánimes condenas de la comunidad internacional - hará que sea más fácil para Teherán hacer un llamamiento a todos los musulmanes, chiítas y sunnitas a dejar sus diferencias de lado y unirse en defensa de los palestinos y los lugares sagrados del Islam, así como para combatir al enemigo jurado de la humanidad: el sionismo. Tanto Trump como estos últimos habían previsto y daban por descontado que dicho anuncio y la intención de trasladar allí la embajada estadounidense, daría inicio a una serie de protestas entre los musulmanes de todo el mundo, pero suponían que terminarían a los pocos días, mas aun porque países importantes como Arabia Saudita, Pakistán y Egipto por ejemplo, no pasarían de unas declaraciones líricas, mientras que los palestinos, al ser demasiado débiles e impotentes para hacer cualquier otra cosa - ya que no tienen un ejercito ni una fuerza pública para defenderse de tantos abusos por parte de los criminales sionistas - solo les quedaba protestar en las calles tirando algunas piedras y nada mas. Sin embargo, EE. UU. y los sionistas calcularon mal la jugada y han despertado al monstruo: Por lo pronto, el ultimo fin de semana, el Consejo de los ministros de Exteriores de la Liga Árabe reunido de emergencia en El Cairo, ha condenado con dureza a los EEUU. y llamó a todos los países a reconocer a Palestina como Estado con su capital en Jerusalén Este, en el marco de las fronteras establecidas el 4 de junio de 1967. Asimismo, este miércoles se realizó en Constantinopla (Estambul) la cumbre de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI) cuyo único tema a tratar fue la situación de Al-Quds (como denominan a Jerusalén) que fue unánimemente reconocida como la capital de Palestina,  rechazando a su vez la decisión tomada por Trump, lo cual es un golpe diplomático para Washington quien se queda solo en su intentona de ‘legitimar’ la ilegal ocupación israelí, porque ningún otro país piensa imitarlo ya que viola flagrantemente el derecho internacional. Hay quienes sostienen la errada creencia que muchos de los eventos dramáticos que suceden en Jerusalén, como los asesinatos de niños palestinos a manos de las bestias sionistas, a menudo tienen menos efecto de lo que el mundo exterior esperaba. Pero cualquier cosa que involucre a la propia Jerusalén, y sobre todo a sus sitios sagrados musulmanes, tuvo un impacto mucho mayor de lo que nadie había imaginado. La consecuencia inmediata de esta demencial acción es que la influencia de los EE.UU. se debilita cada día mas, porque ha llevado a cabo una iniciativa que el resto del mundo desaprueba. ¿Qué pasaba por su mente confusa cuando tomó esta absurda decisión? Ni sus propios aliados están de acuerdo con ello y en el Consejo de Seguridad de la ONU ha quedado aislado en su posición. Si Trump creyó por un momento creyó que podría salirse con la suya con una acción de este tipo a todas luces precipitada, esta completamente equivocado y es que con la profunda división política que existe en su país (donde el establishment conspira abiertamente en su contra) así como sus rotundos fracasos militares ocurridos tanto en Siria, Irak y Afganistán, demostrando de que nada le ha servido a los EE.UU. ‘invertir’ millones de dólares para crear y financiar grupos terroristas como ISIS y Al Qaeda que se encuentran en virtual extinción, una medida como la tomada es contraria a los intereses de la política exterior estadounidense, lo cual convencerá a otros líderes mundiales de que Trump es alguien en quien no se puede confiar. Sus graves trastornos mentales nos indican que nada bueno podemos esperar de el. La jugada podría tener además otras consecuencias peligrosas. Como sabéis, el operativo de bandera falsa del 11 de Septiembre del 2001, organizado por la CIA y ‘atribuido’ a Al Qaeda - que por cierto fue otra ‘creación’ suya - fue la excusa perfecta para invadir y destruir Irak, apoderándose de sus inmensas reservas de gas y petróleo, colocándolas inmediatamente bajo el control de compañías estadounidenses que tenían como accionistas a los mismos criminales que organizaron la invasión, permitiendo que el país cayera en la mas completa anarquía (una formula repetida luego en Libia) convirtiéndose en ‘santuarios’ terroristas, mientras ellos seguían saqueando a gusto sus riquezas. Su ambición desembocada hizo dirigir su mirada a Siria, financiando a ISIS liderado por un conocido agente del Mossad israelí, con el objetivo de derrocar al régimen de Bashar Al Assad y poner el país bajo su control, lo cual les permitiría construir una serie de oleoductos desde los campos petrolíferos de Irak al Mediterráneo cruzando territorio sirio, con el consiguiente ahorro de tiempo y dinero para transportarlos a los EE.UU. dejando de utilizar el peligroso - para ellos - Golfo Pérsico, ya que sus buques petroleros están al alcance de Irán, que fácilmente podrían destruirlos de estallar la guerra. El fracaso de su estrategia, con la completa derrota de ISIS, hizo que el enfoque se desplazará de regreso a Israel y los palestinos, en su guerra contra Irán. En octubre, Trump decertificó el acuerdo nuclear con Teherán, firmado por su antecesor, calificando hipócritamente a los iraníes como ‘la fuente de toda la inestabilidad en la región’ cuando son los sionistas quienes poseen ilegalmente arsenales nucleares, amenazando con ello al mundo. No está claro hasta qué punto esta retórica beligerante anti iraní se convertirá en una verdadera acción militar. Si Trump quiere confrontar a Irán y el eje de estados y organizaciones paramilitares que lidera, entonces ha llegado demasiado tarde. Los chiitas iraníes han triunfado en la sangrienta guerra librada en Siria e Irak contra ISIS, respaldada por países sunnitas como Arabia Saudita y Qatar especialmente, así como por los EE.UU. De otro lado, el papel tanto de Hizbollah como del grupo paramilitar chiita, Hashd al-Shaabi, naturalmente disminuirán porque la guerra ha terminado y los gobiernos centrales de Bagdad y Damasco se han fortalecido considerablemente con la derrota de ISIS. Es por ese motivo que el reconocimiento de Jerusalén como la ‘capital’ de los ocupantes sionistas, es un regalo inesperado para los iraníes quienes sabrán capitalizarlo a su favor. Hará que sea más difícil que Arabia Saudita y las corruptas y decadentes petromonarquias del Golfo, quienes recientemente crearon una especie de OTAN árabe dirigido específicamente contra Irán, lleguen a actuar de lado de los Estados Unidos y los sionistas luego de esta grave afrenta contra su religión, ya que es sabido que existen planes de derribar los lugares sagrados musulmanes para construir el Tercer Templo judío y ningún musulmán en su sano juicio toleraría tal acción. Hay una consecuencia más amplia en el cambio de actitud de los EE.UU.: Existen alrededor de 1.500 millones de musulmanes en el mundo que son mayoría en unos 50 estados y representan el 22% de la población mundial. Ninguno de ellos esta contento con la última acción de Trump y ello se nota en las multitudinarias protestas que se llevan a cabo diariamente en el mundo árabe y que la prensa occidental - en manos de poderosas corporaciones judías que solo ofrecen sus puntos de vista, completamente tergiversados y alejados de la realidad, falsificando la historia y victimizando a los verdugos sionistas  - ha decidido minimizarlo, no dándole la cobertura que merece. La población de muchos de estos países, incluidos algunos de los más grandes, como Turquía (80 millones) y Pakistán (193 millones), ya eran profundamente antiamericanos antes de su llegada a la presidencia. En el 2012, las encuestas mostraron que el 74 por ciento de los pakistaníes consideraba a los EE. UU. como un enemigo. Incluso esta cifra es superada por Turquía, donde el 82 por ciento dijo este verano que tenía una visión desfavorable de los Estados Unidos (con mayor razón luego del fracasado golpe de Estado organizado por Washington para derrocar a Erdogan y sustituirlo por el traidor colaboracionista Fetulá Gulen, ya que no confían en el), lo cual dificultará sus planes para que se una a ellos y actuar contra Irán. El distanciamiento se ha hecho evidente en estos últimos días con la denuncia formulada por el gobernante turco, quien no dudo en calificar a Israel de ser un Estado terrorista y asesino de niños, presentándose como el paladín de la causa palestina, lo ye va a ser bien visto por los musulmanes, siempre y cuando pase de las palabras a los hechos y se enfrente a los sionistas para hacerles pagar muy caro por sus crímenes. Mucho se habla del inminente retiro de Turquía de la OTAN y unirse a Rusia e Irán, lo cual seria un golpe durísimo para la alianza atlántica y los EE.UU. en primer lugar. Es por ello que no llama la atención la sorpresiva visita que el presidente ruso Vladimir Putin realizó este lunes a Constantinopla (Estambul) donde converso con Erdogan sobre la situación que se vive tanto en Jerusalén como en Siria, una señal de que será muy difícil aislar el tema de la ocupada capital palestina de otros conflictos. Si bien todos estos acontecimientos importantes están sucediendo, cabe resaltar que nada ha cambiado realmente sobre el terreno: Israel ya trata a la ocupada Jerusalén como su ‘capital’, y el llamado proceso de paz con los palestinos ha sido una farsa montada durante años. Eso si, Estados Unidos ya no puede pretender seguir presentándose hipócritamente como un mediador ‘imparcial’, porque nunca lo fue en primer lugar. Al reconocer a Jerusalén como la ‘capital’ de Israel, Trump ha roto una regla política que afirma que es muy peligroso meterse con situaciones de facto que otros han aceptado informalmente. Y es que acabar con el status quo puede tener consecuencias inesperadamente desastrosas para todos. Un buen ejemplo de esto sucedió hace unos meses atrás, cuando el colaboracionista kurdo y agente del Mossad israelí, Masoud Barzani celebró un ilegal referéndum ‘exigiendo’ la independencia formal del Kurdistan iraquí, los cuales habían disfrutado casi de facto desde el 2003, tras la invasión estadounidense que derroco al régimen de Saddam Hussein. Pero Irak, Turquía e Irán, quienes también tienen poblaciones kurdas en sus territorios y que habían aceptado a regañadientes la anterior situación durante años, reaccionaron enérgicamente ante ese despropósito y en pocas semanas, los kurdos perdieron el control de la estratégica Kirkuk y gran parte del territorio que ocupaban hasta entonces. Es posible que Trump y sus secuaces descubran que arriesgaron más de lo que imaginaban y pagarán un precio más alto de lo esperado, pero será tarde para remediarlo :)
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